
El perfume en el Renacimiento
Compartir
Aquí estamos de nuevo inmersos en nuestro viaje para descubrir la historia de la perfumería.
Nos quedamos en la Edad Media, con la condena de la perfumería frívola por parte de la cultura cristiana y el nacimiento, gracias a un descubrimiento árabe, de la perfumería alcohólica.
Retomemos el hilo partiendo de la terrible epidemia de peste que invadió Europa y que, además de disuadir a las multitudes de entrar en los baños públicos, cerrándolos por completo, creó la ilusión de que el agua podía ser portadora de enfermedades y que el baño prolongado permitía que se convirtiera en vehículo, hasta las vísceras, de enfermedades y microorganismos.
Las prácticas de higiene se basaban pues en la “cosmética” seca , mediante la fricción de madera seca impregnada de perfume sobre el cuerpo.
Ahora un soplo de aire fresco soplaba en Europa : ¡el Renacimiento!
Durante el Renacimiento, el hombre pareció volver a la normalidad y los malos olores volvieron a ser sinónimo de enfermedad, hasta el punto de que, para protegerse de los malos olores , los miembros de las clases medias y altas llevaban consigo un pequeño recipiente de metal llamado " pommandre " que contenía diversos aromas. Para que la presencia constante de un buen olor pudiera mantener alejadas las enfermedades.
En 1693, el perfumista Simon Barbe escribió la composición de un perfume para llevar en la piel que incluía 2 g de almizcle, 1 g de algalia y 4 gotas de bálsamo del Perú.
Bajo la influencia del movimiento de la Ilustración, la gente volvió rápidamente a la idea de que el agua y la higiene personal son aliados válidos para la limpieza personal y el bienestar general.
Dra. Federica D'Incà - Máster COSMAST en Ciencias y Tecnologías Cosméticas
“Toda mujer tiene derecho a ser bella” – Elizabeth Arden